El 29 de noviembre de 2015, se produjeron elecciones
presidenciales y legislativas en Burkina Faso. De esta forma, se daba fin a un
año de transición que comenzó en octubre de 2014 con las revueltas populares
que darían lugar a la salida del presidente, por aquel entonces, Blaise
Compaoré. El presidente culminaba así veinte siete años de presidencia al
frente del su partido CDP (Congreso por la Democracia y el Progreso).
En dichas elecciones el candidato Roch Marc Christian Kaboré
ganó las presidenciales, en la primera ronda, con el 53,5% de los votos. Su
partido, el MPP (Movimiento Popular por el Progreso), se convirtió en la
primera fuerza en las legislativas pero sin embargo no consiguió la mayoría
absoluta.
Vamos a realizar un análisis de los resultados de dichas
elecciones de la mano de Yazon Boue. Yazon es actualmente profesor de Historia
y Geografía en el Instituto Provincial de Tuy y ha sido alcalde de la Comuna de
Houndé durante ocho años (2006-2014). Además de haber sido alcalde de esta
localidad, que cuenta con 100.000 habitantes, es miembro del partido CDP desde
su creación en 1996.
¿Qué valoración hace usted de los resultados de las
elecciones del 29 de noviembre de 2015?
Las elecciones dobles, presidenciales y legislativas, del 29
de noviembre han suscitado numerosos temores. Muchas personas predijeron una crisis
postelectoral, en el sentido de que los resultados serían cuestionados y
conducirían a manifestaciones en la calle. Afortunadamente no ha sido así.
Los resultados han sido sorprendentes. En primer lugar, no fueron
cuestionados. Muchos esperaban una segunda vuelta para las presidenciales. El
MPP (Movimiento del Pueblo por el Progreso) ha visto como su candidato ha
pasado en la primera vuelta con una mayoría clara. La otra sorpresa es que esta
fuerza política no ha obtenido la mayoría en el seno del parlamento ya que ha
conseguido 55 diputados de los 127. Al final, el antiguo partido en el poder ha
llegado a ser la tercera fuerza con 18 diputados, lo que nadie pudo predecir.
Las elecciones con sus resultados aceptados por todos marcan
el final de la transición política en Burkina y son portadoras del espíritu de
vuelta a la paz, la cohesión social y la estabilidad.
¿Cuáles son las causas de la elección de Roch Marc Christian
Kaboré en la primera vuelta con una mayoría absoluta del 53,49%?
Las causas se apoyan en dos factores: el candidato y su
partido.
Roch encarna paradójicamente la continuidad y la ruptura al
mismo tiempo. Emergió del CDP (Congreso por la Democracia y el Progreso) y de
la gestión de Compaoré. A los ojos de un sector importante de la población, él
está provisto de la experiencia necesaria como hombre de estado para gobernar
el país. Su temperamento y las relaciones adquiridas a lo largo de sus
diferentes funciones asumidas en su pasado han sido una ventaja con la que los
otros candidatos no contaban. Estuvo en la oposición y contribuyó a la
insurrección. En él encontramos también la posibilidad de romper con el sistema
pasado, corregir las malas prácticas y ofrecer a Burkina la oportunidad de
renovación política.
El otro factor de la victoria es el MPP. Sus fundadores han
sido durante mucho tiempo los dirigentes del CDP, el antiguo partido en el
poder. El MPP, fundado en 2014, ha podido heredar del CDP una cierta forma de implantación
sobre el territorio así como las estrategias de movilización. Sus principales
responsables han asegurado a su nuevo partido los recursos financieros
necesarios. Fuerza principal de la transición, el partido se ha beneficiado
igualmente del acompañamiento de ciertas autoridades de la transición.
En su opinión, ¿Roch March Christina Kanoré está preparado
para ser el presidente que de relevo a la era de Compaoré?
Él tiene las competencias necesarias. Su experiencia, la
coalición que asegura la mayoría que el MPP no ha tenido y el acompañamiento
prometido por los socios constituyen un potencial valioso. Todo dependerá de la
forma en que él lo gestione.
¿Por qué Zéphirin Diabré, jefe de la oposición desde 2012 y
presidente de su partido el UPC (Unión por el Progreso y el Cambio) desde 2010,
no ha sido capaz de ganar estas elecciones presidenciales?
El señor Diabré tenía todo a su favor. Él ha sido buen
dirigente como opositor. Dos años después de la creación de su partido se
ha encontrado como tercera fuerza política, primera de la oposición. Su lucha
como jefe de la oposición ha sido determinante en la descalificación de Blaise Compaoré. Desafortunadamente,
las cuestiones ideológicas (como liberal), las cuestiones sociológicas (es una
pena también esta triste realidad, la pertenencia étnica) y el error de
apreciación con respecto al CDP (¿qué ganaba él declarando oficialmente
rechazar cualquier acuerdo?) han influido negativamente.
¿Por qué el antiguo partido en el Poder (CDP) no ha
presentado candidato a las presidenciales?
Es una cuestión que permanece vigente. En el futuro los
especialistas en derecho podrán quizás aclararnos esto. Creo saber que el
proceso de revisión del artículo 37 no era anticonstitucional y parecía legal.
La prueba es que entre todas las leyes que el Consejo Nacional de Transición ha
votado recientemente, figura el bloqueo del artículo 37 (no ha estado por lo
tanto bloqueado antes). Las disposiciones del nuevo código electoral adoptadas
en abril de 2015, que excluían a las personas que hayan sido impugnadas, han
sido objeto del fallo del Tribunal de Justicia de la CEDEAO (Comunidad
Económica de Estados del África Occidental) quien ha condenado al gobierno de
Burkina y ha hecho las recomendaciones que aparentemente han quedado en papel
mojado. Por lo tanto, éstas son
disposiciones que el Consejo Constitucional ha considerado en ilegalidad en los
recursos para invalidar las candidaturas de los antiguos dirigentes. El
candidato del CDP a las elecciones presidenciales ha sido por lo tanto sancionado
sobre esta base.
¿Cómo valora usted el resultado de las elecciones legislativas
donde el CDP se convierte en la tercera fuerza política del país después del
MPP y el UPC?
Este resultado, como he indicado más arriba, constituye una
de las sorpresas del escrutinio. El resultado prueba que si el CDP no se
hubiera enfrentado a las limitaciones a las que se ha enfrentado, hubiera podido
ocupar la segunda posición. Esas fuerzas que han limitado hay que recordar que
han sido en primer lugar, la voluntad
declarada de disolver el CDP al día siguiente de la insurrección, el
código electoral que ha marcado de inelegibles a numerosos candidatos, además
de la demonización del CDP tras el golpe de estado fallido de septiembre de
2015 (acusado el partido ha visto sus cuentas congeladas)
Se hubiera podido tener más, si de su parte hubiera tenido más
visión; aceptar las lecciones inherentes a la insurrección, hacer perfil bajo,
estar más en terreno. A menudo, se han escuchado desafortunadamente
declaraciones poniendo en entre dicho la insurrección, lo que ha reducido
fuertemente la simpatía de la que se beneficiaban.
¿Piensa usted que el CDP y el MPP podrían llegar a acuerdos
puntuales en el nuevo parlamento?
Por el momento es difícil saberlo debido a las numerosas
contradicciones, antes y durante la insurrección.
¿Ha sido realmente la modificación del artículo 37 lo que ha
provocado las manifestaciones de finales de octubre de 2014 y la salida del presidente
Compaoré?
Es cierto que la tentativa de revisión del artículo 37 ha sido
un elemento detonante de la insurrección, pero no podría por si misma
justificar lo que ha ocurrido.
El poder del CDP es una herencia de la revolución de agosto
de 1983. Después de estos años, los logros de la gestión revolucionaria han
sido eclipsados por la vuelta a las prácticas que antes habían despertado esta
revolución. Con la desaparición del bloque del Este y la vuelta a la “vida
constitucional normal”, la gestión rigurosa, el interés del bien público y la
integridad se han desmoronado progresivamente frente a las condiciones de vida
cada vez más difíciles de las masas trabajadoras. Ellas en su mayoría han estado
más despiertas y conscientes durante la revolución. El fenómeno de
empobrecimiento se ha notado más en los grandes centros urbanos (principalmente
en Ouagadougou y Bobo-Dioulasso) donde muchos jóvenes acuden en busca de empleo
y de mejores condiciones de vida. El poder lo ha comprendido y ha lanzado en
2010 el programa especial de creación de empleo para los jóvenes y las mujeres
(PSCE/JF) pero era ya tarde.
No es un secreto que la corrupción que el poder no ha podido
frenar, ha provocado un hartazgo, además de la injusticia y la impunidad
(frente a los crímenes económicos y de sangre)
Ha sido una crisis sociopolítica generalizada en la que los
soldados amotinados en 2011 fueron una señal. La insurrección de fin de octubre
ha sido la consecuencia del efecto de las fuerzas políticas sindicales y de la
sociedad civil.
¿Cómo vivió usted esa semana de manifestaciones?
Perteneciendo al CDP, fue un periodo difícil. El proceso de
revisión del artículo 37 era suicida, todo el mundo lo sabía, pero estábamos
lejos de imaginar que la crisis llegaría a tal umbral. En vista de todas las pérdidas
humanas, los numerosos daños, el fracaso de las instituciones y la dimisión de
Blaise, fue una semana de amargura.
Tres días después de las manifestaciones Compaoré dimitía,
¿a qué se debe una salida tan rápida?
La persistencia de las manifestaciones, a pesar de la
retirada del proyecto de ley, y la disolución del gobierno, no dejaron otra
opción a Blaise si quería evitar un baño de sangre.
¿Cuáles han sido los errores que su
partido ha cometido a lo largo de los 27 años de gobierno?
El CDP, después de su creación, ha sido construido sobre la
base de la fusión y el reagrupamiento de partidos políticos. Ese amplio
reagrupamiento ha creado un gigante con pies de arcilla. Un gran partido bien instaurado
con capacidad de movilización que le ha permitido ir ganado las elecciones. Sin
embargo, ha faltado cohesión debido a la existencia de clanes rivales en su
seno, que lejos de ser una confluencia
de ideas, expresaba más sobre las cuestiones de posicionamiento.
La mayor parte de responsables del partido han hecho su camino
en el movimiento estudiantil, donde se han formado. En lugar de construir un
partido bien estructurado y asegurar la formación de los jóvenes, han estado
centrados en los puestos dentro de las diferentes instituciones, dejando a un
lado las cuestiones estratégicas tales como el tipo de sociedad a construir y la
consideración de las aspiraciones reales de las masas populares. Los ejecutivos
han estado marcados por el desgaste del poder, se han dejado llevar por la
corrupción del nepotismo y el clientelismo, que han hecho pedazo los valores
proclamados por el partido.
Dos hombres han sido los protagonistas de la transición,
Yacouba Isaac Zida y Michael Kafondo, ¿cómo valora usted el rol de cada uno de
ellos en este año de transición?
Pienso que ellos han sido lanzados a escena sin estar
preparados. No han tenido la tarea fácil, las expectativas eran numerosas (a
menudo contradictorias). Para algunos, debieron centrarse en la organización de
elecciones, para otros les hizo falta refundar el país y crear una nueva
Burkina.
A duras penas los dos han podido llevar la transición a buen
puerto. Para dar cuenta de sus errores, ellos no han tomado el tiempo necesario
para medir la situación y han tomado compromisos difíciles de realizar, por lo
tanto cierto populismo ha empañado su imagen.
Al día siguiente de la insurrección del octubre de 2014,
todos los alcaldes han sido despedidos, ¿por qué ha sido tomada esta medida?
Como alcalde que ha sido, ¿cómo vivió esta decisión? ¿Ha temido usted por su
seguridad o la de su familia?
Tras la insurrección, los organismos de la sociedad civil
han reivindicado la revocación de los alcaldes. En Bobo-Diuolasso la
reivindicación ganó, en Ouahigouya, después Koudougou, las autoridades de
transición han disuelto finalmente todos los consejos de colectividad. ¿Tenían
necesidad de llegar hasta ahí? Desde mi punto de vista esta medida, de dudosa
legalidad, ha respondido más a móviles políticos. En todo momento, en virtud de
la moción de censura, los consejos municipales pueden volver a poner a sus
alcaldes. Allí donde el alcalde estaba cuestionado era suficiente con pedir el
pronunciamiento del consejo municipal sobre el caso, en lugar de revocar todos
los consejeros elegidos por la población. De este modo, un duro golpe se dio
contra la descentralización. Habrá quizás pronto nuevas elecciones locales,
pero la reanudación será difícil en las comunidades.
El periodo ha sido vivido con mucha angustia, con todas esas
amenazas sobre nuestras familias y nuestros domicilios. Afortunadamente, hemos
estado bien apoyados durante el proceso, lo que quizás ha permitido evitar lo
peor.
Después llegó el cierre de nuestras oficinas el día después
de la disolución de los consejos municipales. Hasta hoy desconozco el por qué
de esta medida. El rechazo de la comunidad no era hacia la oficina del alcalde
sino hacia la administración fiscal estatal sin la que ningún alcalde puede
cometer un acto indigno.
¿Cuáles son las razones por las que Diendéré Gilbert ha dado
el golpe de estado del 16 de septiembre de 2015, a tres meses de las
elecciones?
Las razones dadas por él mismo son que hay medidas de
exclusión políticas, el no respeto a la jerarquía en el seno de las fuerzas
armadas y las leyes relativas a los delitos de prensa. ¿Estos motivos son
reales o supuestos? Es difícil responder a esta pregunta. Esperaremos a ver,
quizás se aclarará tras su juicio.
Desde la salida de Compaoré del país hasta las elecciones de
noviembre de 2015, ¿qué papel ha jugado la comunidad internacional?
La puesta en marcha de órganos de transición, la traspaso del
poder a un civil no hubiera sido posible sin el acompañamiento de la comunidad
internacional que ha seguido apoyando a Burkina Faso hasta las elecciones, sin
olvidar la presión ejercida sobre los autores del golpe.
¿Cuál ha sido la mayor contribución del partido de Compaoré?
La insurrección ha puesto al descubierto los errores cometidos
durante los 27 años al frente del país. Pero no solo hay errores, ya que también
ha habido derechos adquiridos y el CDP ha sido uno de los artífices. La gran contribución
para mí ha sido la estabilidad política y la instauración de un clima que ha
permitido al país hacer avances.
Roch será el presidente de Burkina durante cinco años, ¿cómo
prevé usted este periodo?
Como he dicho anteriormente, él tiene el potencial necesario
para tener éxito y lo conseguirá si se aplica. Los burkinabes tienen sed de
justifica, pues al MPP muchos han acudido, incluso aquellos que arrastran
cacerolas, sin olvidar gente de su entorno sospechosos de delitos económicos y
de sangre. ¿Cómo va él a manejar esta situación? ¿Será el mismo quien instaure
un buen gobierno?
Las organizaciones de trabajadores han asegurado no dejar un
tiempo de observación en cuanto a la resolución de sus reivindicaciones. ¿Le permitirá
la situación del país satisfacerlas? ¿Qué solución si no?
Los burkinabes esperan ver cómo lo resuelve, su tarea no
será nada fácil.
En su opinión, ¿cuáles son los principales problemas a los
que el nuevo presidente debe enfrentarse?
Las cuestiones pendientes en justicia, principalmente los
expedientes de crímenes de sangre, el incivismo que crece, el empleo para los
jóvenes, las reclamaciones del mundo laboral y la lucha contra la corrupción.
Las cuestiones de seguridad y la mejora de las relaciones con los países
vecinos para empezar.
¿Cuáles son los factores necesarios para devolver la
estabilidad a Burkina Faso en el futuro próximo?
El respeto a las reglas republicanas, la lucha contra la
injusticia y la mejora de las condiciones de vida de la población.